Por Andrei Vazhnov

¡Feliz Día del Amigo!

Este día fue uno de los más interesantes descubrimientos culturales que encontré viviendo en la Argentina. Antes no lo conocía porque ni en EE.UU. ni en Rusia se sabe de esta tradición. De hecho, cuando en Julio del 2010 algunos amigos Argentinos me hablaron por primera vez de este día, no lo creí. Pensaba que estaban bromeando. Me explicaron que se festeja el 20 de Julio porque este es el día en que el hombre llegó a la Luna. No sonaba como algo real. Recién cuando volví a casa y lo busqué en Wikipedia me di cuenta que era verdad. Aprendí que fue propuesto por un profesor argentino, Enrique Ernesto Febbraro, que hizo una campaña publicitaria para empezar a celebrar este día porque, según él, «al alunizar el Apolo XI el 20 de julio de 1969, por una vez en la vida, toda la especie humana estaba unida.»

Después de pensarlo, me pareció un muy buen argumento. La verdad es que no se me ocurre otro momento mejor en el que hayamos compartido todos como seres humanos un mismo logro. Este día, uno de nosotros pisó otro planeta, un cuerpo celestial que por miles y miles de años era un símbolo de algo inalcanzable. Esta fecha representa el cumplimiento de un hito que atraviesa la profundidad del tiempo y reúne pensadores, soñadores, poetas y científicos que a lo largo de los siglos inspiraron e inventaron toda la ciencia y tecnología que nos llevó a ese momento. Piensen en lo orgulloso que estarían Galileo, Isaac Newton, o Julio Verne si pudieran ver una foto del alba en que la Tierra se levanta sobre la la Luna.

Por eso me propuse hacer mi pequeño aporte en difundir esta tradición argentina y cada 20 de julio escribo cartas a mis amigos anglo-parlantes y rusos para invitarlos a festejar. Creo que es una buena tradición, no solo porque la amistad se merece su propio día, sino también porque es un ejemplo de una nueva tradición basada no en acontecimientos antiguos que nos solían dividir, sino en una de las maravillas que nos trajo la ciencia en el siglo 20 y una experiencia que todos los humanos tenemos en común.

Para mi, una de las más fuertes experiencias nuevas, es la foto de la Tierra llamada «The Pale Blue Dot» (el Punto Azul Pálido) y creo que puede servir como el símbolo del Día de Amigo porque destaca todo lo que nos une como especie. También tiene una historia super interesante.

La foto fue sacada por la sonda espacial Voyager 1 que fue lanzada por la NASA en 1977 y todavía sigue activa, recibiendo comandos desde la NASA y sacando fotos. Es el objeto artificial más lejano de la Tierra y es el primer objeto artificial en salir del sistema solar. Actualmente, se encuentra a la distancia de 19 mil millones de kilómetros (casi 100 veces más lejos que el planeta Marte)

Originalmente, los ingenieros de la NASA tenían como objetivo para el Voyager 1 solamente ir hasta Saturno. No pensaban que iba a durar mucho más. Por eso, cuando el Voyager pasó la órbita de Saturno en 1981, el astrónomo Carl Sagan pidió a la NASA que, antes de abandonar al Voyager, lo usaran para sacar una última foto de la Tierra. Los gerentes de la NASA no estaban de acuerdo porque pensaban que no había ningún valor científico en tomar fotos de la Tierra desde una distancia tan grande. Los ingenieros también dijeron que la cámara del Voyager se podía dañar porque para sacar la foto de tan lejos, el Voyager tendría que mirar casi directamente hacia el Sol. Además, la situación con el equipo era dura porque la misión originaria a Saturno ya se había acabado y la NASA estaba despidiendo o transfiriendo a los ingenieros porque no había más presupuesto para el proyecto. Sin embargo, Sagan tenía mucha constancia y continuó su campaña a lo largo de casi una década, diciendo que el valor de la foto no era científico sino cultural. La foto mostraría a toda la humanidad su verdadera condición. Por fin en 1989, el jefe de la NASA, Richard Truly, se puso de acuerdo con Sagan, intervino, y mandó que usaran Voyager para sacar las fotos propuestas por Sagan.

Fue así que el 14 de Febrero de 1990, el Voyager 1 giró su mirada hacia la Tierra por ultima vez. En ese momento, ya estaba en la frontera del sistema solar, viajando a la velocidad de 40,000 km por hora. A una de esas fotos, Sagan le dio el nombre poético de «The Pale Blue Dot» (el Punto Azul Pálido) y es la foto que cierra este post. Después escribió una serie de reflexiones sobre la foto y entre otras cosas dijo:

«Mirá ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En ese punto están todos tus seres queridos, toda la gente que conoces, todo aquel de quien hayas oído hablar alguna vez; todas las personas que han existido pasaron su vida ahí. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cada cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja enamorada, cada niño esperanzado, cada madre y cada padre, cada inventor y explorador, cada maestro moral, cada político corrupto, cada superestrella, cada líder supremo, cada santo y cada pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol. 
Pensá en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de un lugar del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra parte del punto. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a otros, cuán fervientes son sus odios. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad, y yo añadiría que es formadora del carácter. En mi opinión, no hay quizá mejor demostración de la locura de la soberbia humana que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos unos a los otros más amable y compasivamente, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que jamás hemos conocido.»

Así que miren esta foto y festejen la amistad porque, por ahora, existe solo aquí, en nuestra pequeña mota suspendida en un rayo de sol.

¡Saludos!