Si quieres venir al seminario «Perlas de la filosofía» y tener una clase por semana para nutrir la vida de sabiduría milenaria, puedes ver más aquí: https://institutobaikal.com/perlas-de-la-filosofia/
Una osa en libertad
Por Christián Carman
No lo podían creer. Lo habían logrado. Después de años de lucha, finalmente estaban ahí, liberándola. La bajaron cuidadosamente de la jaula del camión en el que la habían transportado y la soltaron. En su mente, habían anticipado mil veces ese momento mágico en el que empezaría a correr por la nieve en un campo inacabable. Pero lo que vieron, los dejó boquiabiertos.
Ina, una hermosa osa parda, había pasado más de 20 años girando en círculos en una jaula diminuta del zoológico de la pintoresca ciudad rumana de Piantra Neamt, al pie de los montes Cárparos. Finalmente estaba siendo liberada en el Santuario Liberty, una reserva natural de osos a no muchos kilómetros del zoológico. Ahora sí podía interactuar con otros osos e ir a donde quisiera. Ahora sí podía recorrer más de cuatro metros en línea recta sin chocarse con unas rejas. Ahora sí era libre.
La osa corrió unos metros mientras los corazones de todos los testigos se aceleraban al unísono. Pero pronto se detuvo y empezó a caminar en círculos, como si estuviera encerrada en una jaula imaginaria. Al poco rato ya había trazado un círculo de barro, derritiendo la nieve a su paso. Sigue girando en círculos. Nunca paró. Un video que se viralizó hace un tiempo la registró caminando en su celda imaginaria. La escena es estremecedora. Estaba libre, pero no era libre.
No era libre porque lo que la ataba no estaba fuera de ella, sino en su interior. Tantos años de cautiverio la habían ya determinado. No podía querer otra cosa más que girar en círculos. No podía aprovechar los miles de kilómetros cuadrados de nieve y montañas que se le ofrecían. Cuando luchamos por la conquista de nuestra libertad, a veces nos preocupamos exclusivamente por luchar contra las ataduras exteriores, contra los enemigos externos: compromisos, relaciones, situaciones y personas que no nos dejan hacer lo que realmente queremos. O que nos obligan a hacer cosas que no queremos.
Pero Séneca nos enseña que el enemigo más poderoso de nuestra libertad está dentro de nosotros mismos. Nosotros mismos nos vamos atando, de a poco, por ejemplo, si no logramos dominar nuestras emociones. Cuando me domina el miedo, no hago lo que quiero; cuando me enojo, hago lo que no quiero. No hacer lo que quiero o hacer lo que no quiero es por definición no ser libre.
San Agustín lo expresa de una manera genial cuando dice que anhelaba y suspiraba por la verdadera libertad, pero –dice– “estaba aprisionado no con grillos ni cadenas de hierros exteriores, sino con la dureza y obstinación de mi propia voluntad. El enemigo se había hecho dueño de mi voluntad y había formado de ella una cadena, con la cual me tenía estrechamente atado. … De estos eslabones unidos entre sí se formó una cadena que me tenía estrechado a una dura servidumbre y penosa esclavitud.”
El enemigo más poderoso de nuestra libertad no está afuera, está dentro de nosotros. No es el que nos impide hacer lo que queremos, sino el que nos impide querer lo que realmente queremos. Si no logramos dominarlo, aunque tengamos todo el mundo a nuestra disposición, caminaremos en círculos para siempre.
Christián Carman
Si quieres recibir contenido gratuito y novedades de cultura general suscríbete aquí: