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Estudiar geometría para ser buen amigo

Por Christián Carman

Cuando Platón fundó la Academia, su escuela de filosofía, ni soñó que duraría unos 900 años. Pero igualmente cuidó hasta el más mínimo detalle. En la entrada hizo colocar un enorme cartel que veía todo el que ingresaba. El cartel tenía una frase corta, seca y no muy amistosa, del estilo de “cuidado con el perro”. Decía: “Que no pase el que no sabe geometría”.

La geometría es una disciplina que entrena a la razón para pensar de manera rigurosa, la prepara para razonar sin ambigüedades, para probar con certeza sus conclusiones. Con la geometría se aprende a razonar. Pero no era esa la razón principal por la que Platón la exigía como requisito.

La geometría le enseña a la mente a abstraer, a dejar de lado las características sensibles y mantenerse a un nivel puramente abstracto, sin contaminación de lo material. A la geometría no le importa el color de un triángulo, o su textura, ni siquiera se preocupa por los triángulos de este mundo. La geometría habla de “el triángulo”, del triángulo perfecto. Para ése y sólo para ése vale que la suma de los ángulos interiores sume 180 grados. Con la geometría se aprende a abstraer. Pero tampoco era ésa la razón principal por la que Platón la pedía como requisito.

Cuando se traduce al castellano, el texto pierde un poco su fuerza original y su sentido genuino. En griego se usa una sola palabra para lo que traduje como “el que no sabe geometría”, usa “ageométretos”, que sería algo así como “a-geómetra”. No saber geometría, como no saber cualquier otra cosa, es una circunstancia que se puede remediar con un poco de estudio. Ser ageómetra es algo mucho más profundo, es una forma de ser.

La verdadera razón por la que Platón rechaza a los ageómetras la encontramos en uno de sus diálogos, el Gorgias. Ahí, Sócrates está discutiendo con Calicles. Calicles encarna al que tiene una ambición desenfrenada, al que es capaz de llevarse puesto a todo y a todos con tal de saciar sus apetitos. Piensa sólo en él. Sócrates le reprocha: “Piensas así, Calicles, porque descuidas la geometría” ¡Qué belleza es ver que usa “descuidar la geometría” como un reproche moral! No se aprende geometría para entrenar a la razón, sino para entrenar el corazón. La geometría es la ciencia de las proporciones, de las armonías. Quien estudia geometría, aprende a apreciar la belleza de la armonía y de las proporciones. La geometría educa el gusto por las armonías. Es esa la razón. Sin geometría, dice Sócrates, no hay armonía; sin armonía, es imposible la convivencia, y sin convivencia, no hay amistad.

A partir de ahora, cada vez que conozca a alguien, lo primero que le voy a preguntar es: ¿sabés geometría?

Christián Carman

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