Nuevos récords y claves de resistencia extrema +50
“Toda la literatura de auto-ayuda decanta hacia una base fundamental: priorizar el largo plazo sobre el corto plazo”, tuiteó hace unos días la cuenta @naval, que habitualmente divulga perlas de Smart thinking muy interesantes y que nos recomendó fuertemente el basquetbolista Juan Ignacio “Pepe” Sánchez en la tercera clase de Baikal Senior.
La premisa puede aplicarse a todo: desde bienestar hasta el campo de las inversiones. Para el caso del ejercicio físico, cada uno tiene sus propios trucos para formar y cimentar nuevos hábitos que suban el peso en la parte de la balanza del largo plazo y bajen en la del corto. En mi caso particular, me resulta muy útil seguirle la corriente de entusiasmo a mis hijos: hace unas semanas Nico, mi hijo del medio, de 14 años, me insistió para que nos anotemos en octubre en una carrera de 5 kilómetros. Hace más de una década que no corro regularmente, pero me estoy haciendo los chequeos médicos y entrenando día por medio, así que allá vamos.
Con 49 años aspiro a terminar el recorrido sin parar. Estaba contento con este modesto objetivo hasta que, hace unos días, leí sobre la increíble historia del atleta japonés Hiromu Inada, que se está entrenando para ver si puede completar, el próximo 6 de octubre, la competencia de Ironman en Hawaii, que consiste en 3.8 km de natación, 180 km de ciclismo y una maratón entera (42.195 km). La particularidad es que Inada hará el intento a pocos días de cumplir los 90 años, con lo cual será la persona más longeva en lograrlo si llega a estar por debajo de las 17 horas seguidas de competición (el límite oficial).
Dos claves en la saga de Inada, que por lo general contienen todas las grandes epopeyas de auto-superación. En primer lugar, hay que subrayar la parte de “auto” en la superación, porque de hecho Inada está rompiendo los récords que ya logró él mismo. En 2016, con casi 84 años, pasó a la historia como el finisher de mayor edad de esta prueba. Y en 2018 estableció un nuevo récord de longevidad con casi 86, tras 16 horas, 53 minutos y 49 segundos de competición.
La segunda clave: Inada compite porque le divierte. Se levanta todos los días a las 4.30 am y ya está en la pileta para la primera parte del entrenamiento a las 6. “Aprendo todo el tiempo, lo aplico en mi entrenamiento y veo que funciona. Es divertido, la estoy pasando genial”, sostuvo en una entrevista reciente, “siento que estoy viviendo mi juventud ahora, y los triatlones se convirtieron en mi propósito en la vida”. Como repetimos seguido en Baikal: Nadie puede competir contra la gente que se divierte haciendo lo que hace.
Y más allá del chiste de que uno se puede deprimir cuando compara lo de Inada con la propia performance física, hay un dato muy alentador: Inada descubrió la pasión por el deporte a los 70 años, cuando su mujer se enfermó. Hace poco, en un reportaje, Alberto Naisberg, inspirador y asistente a Baikal Senior, me dijo que el click mental en materia de bienestar y cuidado se le produjo “a los 94 años” (ahora tiene 97). La maratonista Elisa Forti ya cruzó Los Andes cinco veces. Tiene 87 años y comenzó a correr regularmente a los 72. Moraleja: nunca es tarde para empezar a ponerle más fichas al largo plazo.
Sebastián Campanario
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