Séneca y el aprovechamiento del tiempo
Si quieres venir al seminario «Perlas de la filosofía» y tener una clase por semana para nutrir la vida de sabiduría milenaria, puedes ver más aquí: https://institutobaikal.com/perlas-de-la-filosofia/
Por Christián Carman
Jonathan todavía hoy está vivo. Fue testigo de las dos guerras mundiales; y de la invención del teléfono, de la luz eléctrica e, incluso, del telégrafo. En su foto más antigua se lo ve posando en los jardines de la casa del gobernador de la Isla Santa Elena, en el Reino Unido. La foto es de 1886, cuando ya tenía 54 años. Acaba de cumplir 190. Según el Libro Guinness de los Récords, Jonathan es la tortuga viva más longeva del mundo.
Aristóteles se quejaba de que la naturaleza les dio a algunos animales muchos más años de vida que a los seres humanos, cuando somos nosotros los que tenemos grandes proyectos, que requieren mucho tiempo para llevarse a cabo. La vida nos parece demasiado corta. A medida que vamos creciendo, cada vez más sentimos que el tiempo vuela, que parece que fue ayer lo que pasó hace veinte años. Séneca comparte la misma sensación que todos tenemos: “la vida nos deja plantados en los propios preparativos de la vida”. Sin embargo, a diferencia de Aristóteles, él no cree que sea corta, sino que nosotros la hacemos corta, porque malgastamos una enorme cantidad de tiempo.
En un hermoso librito que escribió cerca del 50 d.C., titulado “Sobre la Brevedad de la Vida”, el filósofo romano insiste: no somos indigentes de la vida; somos dilapidadores. Es muy escasa la porción de la vida que realmente vivimos; el resto, es mero tiempo. Somos muy cuidadosos administrando nuestras riquezas, pero increíblemente derrochadores con nuestro tiempo. Somos derrochadores –dice– con lo único en lo que la avaricia resulta honorable. Para administrar bien, hay que hacer cuentas. Séneca te propone que calcules cuánto tiempo de tu vida pasada simplemente se ha ido, sin dar ningún fruto, sin haber hecho lo que realmente querías. Hoy más que nunca hay que hacerle caso a este viejo sabio romano. Las horas y horas que nos roban los celulares es casi infinita. Obvio que no todo, pero sí mucho del uso que le damos es absolutamente superfluo. A medida que se va descargando la batería, el celular se va cargando de mi tiempo. Cuando lo pongo a cargar, me sirve pensar que por el mismo cable que entra la energía, se va mi tiempo. ¿Cuántas horas y horas de nuestra vida se van viendo videítos, fotos, memes y otras cosas sin valor?
Te propongo esto: durante esta semana no abras Facebook, o Instagram, o Tik Tok. O no reenviés ni un meme. Con el tiempo que te ahorrás, seguro te alcanza para leer el libro de Séneca (hay muchas versiones gratis en internet). Son menos de 40 páginas. Cuando lo termines, vas a sentir qué gratificante que es aprovechar el tiempo.
Christián Carman
Si quieres recibir contenido gratuito y novedades de cultura general suscríbete aquí: